Por ejemplo, ubicar tal modo de dirigirse a otro como un delirio puede resultar útil para una describir, pero ¿qué dice de la vida, del dolor o no, experiencia singular, de aquel que lo practica? La práctica analítica es una suspensión de los conocimientos previos, es la apuesta a la lectura que surge con la transferencia, nada mas ni nada menos que esa suerte de dispositivo minimalista en el que se le habla a alguien.
El psicoanálisis trastoca la noción de salud, y al mismo tiempo hace tambalear la idea de enfermedad, ya que para Freud: "la transferencia crea una zona intermedia entre la
enfermedad y la vida, y es a través de esa zona que se produce la transición de una a otra". Ese nuevo estado: la transferencia, dice Freud : “ha acogido todos los caracteres de la
enfermedad, pero constituye una enfermedad artificial, asequible por todos lados a nuestra intervención. Al mismo tiempo, es también un trozo de vida real, pero provisorio y hecho posible por
circunstancias especialmente favorables” Es decir que el analista, participa de la cura tomando a su cargo esa malestar, esa "enfermedad" que por ese sólo hecho pasa a ser algo
distinto.
La única salud para el análisis es la salud de la transferencia. ¿Pero qué es una transferencia sana? Freud ubicaba a la transferencia como una nueva neurosis, aquella que se
produce en relación al analista : “puede decirse que la neurosis primitiva ha sido sustituida por una nueva neurosis de transferencia”
¿Cuál es la paradójica “neurosis”, la paradójica “enfermedad” creada por un análisis? : La “enfermedad” humana de hablarle a otro. Es la condición de posibilidad de
la cura. Se crea una zona intermedia, cierta y eficaz, una parte de la vida, que cuenta con la presencia del analista como elemento novedoso que opera sobre los -quizás
antiguos- padeceres.Esta particularidad del psicoanálisis muestra que su práctica apuesta al lazo social, pues esta experiencia reside simplemente en palabras… dichas a alguien. Palabras que por
decirse tocan el cuerpo, un cuerpo que llega a la consulta afectado, no lo olvidemos, ¡ por la palabra.!
En este contexto ¿cómo cabe plantear una psicopatlogia análitica? Un modo de producir palabras no podría considerarse fijo a partir de iniciarse un análisis, pues esa fijeza sería un
impedimento a la apuesta del psicoanálisis. Cada sesión, cada vez, por sólo producirse, es nueva, y pone en cuestión la estabilidad de estructuras previas, haciendo
explotar la noción de diagnóstico, ya no puede hacerse encajar ladrillos en la pared.
Claudia Weiner
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Martha Garrido (miércoles, 12 marzo 2014 19:15)
Hice el curso del cid, en la nueva escuela lacaniana de psicoanàlisis de bogotà, me gustarìa seguir leyendo la obra de lacàn y continuar mi psicoanàlisis con un(a) analista lacaniano.