Se podría decir que para alguien que se ocupa de niños, un aspecto de su tarea implica cierta capacidad de prestar atención a los niños. Ocurre que hay algunos niños cuya atención produce incomodidad, son los quesalen del aula en cualquier momento, corren por el patio, molestan. Para dar una idea rápida: hacen precisamente todo aquello que se les pide no hacer. ¿Cómo nombrar a este niño? La biopolítica,, -es decir la ciencia entramada en nuestro contexto- la que investiga en los laboratorios, crea y administra vacunas, la que cura y a la vez difunde las enfermedades actuales- ha llamado a estos niños “Hiperactivos”, con o sin déficit de atención. Sí, porque la biopolitica además de administrar medicamentos, también crea y administra nombres, crea términos, y es productora de palabras que usamos para vivir. El termino hiperactivo soluciona rápido un problema, pues tranquiliza al aparato escolar , al ámbito médico, la institución famliar, la psicología .
El diagnostico, implica una noción de salud y como contrapartida una idea de enfermedad, e incluye una acción, es decir una práctica para eliminar la enfermedad o el
malestar que la enfermedad provoca. A cada un@ de los implicados con los niños le concernirá ejercer una acción, una práctica, dicho de otro modo: decidir qué hacer. La pregunta que se
plantea es cómo el término hiperactividad incide en la decisión.¿ Acaso ,un padre o una madre, un maestro, un médico, pueden elegir? La decisión la toma la hiperactividad misma
– como su nombre lo indica ella, actua mucho y rápido- el saber previo que la sostiene decreta determinadas medidas que olvidan la particularidad del niño y su contexto. Tomemos
nota que muchas veces se plantea una exlusión: intentos de dejar afuera el sintoma con un medicamento, de retirar al niño del aula o de derivar a una escuela especial. Incluso el
diagnostico suele excluir a aquellos que lo siguen, dejando de lado la particular capacidad de quienes rodean y conviven con la dificultad del niño. ¿Cómo podria esta maestra,
ese grupo de compañeros, una familia, o un médico acompañar al niño en esa inquietud?
En sus estudios sobre el colegial, Freud encontró que el niño se resiste a la coerción intelectual y real, mediante el juego. Para mostrarlo escribe:
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“En la época en que el niño aprende a manejar el tesoro verbal de su lengua materna le proporciona un franco placer de «experimentar en juego» con este material y une las palabras
sin tener en cuenta para nada su sentido, con el único objeto de alcanzar de este modo el efecto placiente del ritmo o de la rima. Este placer va siéndole prohibido al niño cada día más por su
propia razón, hasta dejarlo limitado a aquellas uniones de palabras que forman un sentido”
"A mi juicio, sea cualquiera el motivo a que obedeció el niño al comenzar estos juegos, más adelante los prosigue, dándose perfecta cuenta de que son desatinados y hallando el placer en
el atractivo de infringir las prohibiciones de la razón. No utiliza el juego más que para eludir el peso de la razón crítica. Pero las limitaciones que la misma establece en este punto son bien
poca cosa comparadas con las que luego, durante la educación, tienen que ser constituidas para lograr la exactitud del pensamiento y enseñarle a distinguir en la realidad lo verdadero de lo
falso. A estas más poderosas limitaciones corresponde una más honda y duradera rebeldía del sujeto contra la coerción intelectual y real, rebeldía en la que quedan comprendidos los fenómenos de
la actividad imaginativa.” (S, Freud, "Psicologia del colegial"
Los adultos solemos olvidar que el aprendizaje implica un logro, una transformación, pero también- como señala mas arriba Freud- una pérdida y una coerción. Algunos niños se resisten
más que otros, y los llamados adultos, en la actualidad tenemos mas inconvenientes para responder y dar lugar a esa coerción, incluso ¿podría decirse que se resiste
a esa clase de coerción? Es en esos puntos de incertidumbre, que la bio-política encuentra su lugar dando una respuesta rápida pero no siempre efectiva. A veces conviene no entrar a
la ligera en la lógica de la oposición, y poner atención en los bordes en esos espacios aun no explorados, buscar allí los indicios de una particularidad. El término hiperactivo nombra una
generalidad, la hace existir y funcionar, delimita un territorio que afecta a tal o cual niño en particular.
El psicoanálisis, es precisamente un saber que se produce a partir de los indicios, una experiencia de lo particular, y una práctica de lo singular.
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